14 mayo, 2024 02:41

Mayo: Eso, eso, eso es todo amigos

Diego Martínez | Foto: As

OPINIÓN GP | FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA | DESDE EL FONDO DE LA CÁRCEL

Muchos de ustedes recordarán el final de aquellos dibujos animados en los que el cerdito Porky anunciaba la terminación de la aventura, y con cierto tartamudeo, decía aquello de “Eso es todo amigos”. Ya se acabó la diversión.

Ya se acabó la diversión, ya se acabó el mes de mayo, ya acabaron las competiciones, a excepción de la agónica lucha por subir a la primera división. Después de 42 jornadas, aún quedan otros cuatro partidos para subir a dos equipos en un sistema que el Granada CF supo aprovechar en el año de su instauración. Una segunda división larguísima fruto de aquella bajada de pantalones de la Liga o la Federación, o quien fuera, que no tuvo los cataplines de bajar a Sevilla y Celta por no cumplir las reglas. A otros equipos si le aplicaron las normas. Son esas cosas que tiene el futbol, que es penalti según para quien, desde hace mucho tiempo, antes de esto del invento del VAR.

Ya se acabó la diversión y eso es todo amigos, es lo que nos ha querido decir Diego Martínez al despedirse del Granada CF. Y yo, desde aquí, no tengo más que palabras de agradecimiento. Y entiendo la decisión. Muy difícilmente podría Diego mejorar lo realizado en estas dos últimas temporadas, por llamarlas de algún modo. Para mí, el futbol se paró en aquella última noche que acudí a los Cármenes para ver la victoria por 2 a 1 frente al Bilbao; una victoria amarga pues no nos servía para nada. Tan solo, al cabo, me llegó el consuelo, ínfimo, que si hubiéramos pasado a la final, tendríamos que vivir la amargura de no poder estar en directo en un campo que se hubiera llenado con la afición granadinista. Poco consuelo, la verdad.

Y después de aquel partido, todo el final de la temporada pasada, 2018-2019, fue una lucha por alcanzar lo nunca logrado. Y con Europa, era vivir, sin vivirlo en el campo, todo un sueño. Larga ha sido la temporada. 58 partidos, que yo calificaría de “no partidos” por aquello de saber que no podíamos ir al campo. No me vale la televisión, ya lo he dicho muchas veces. No pago por ver un partido en la televisión.

Buena parte de las miserias del futbol actual, entre ellas las enormes diferencias de presupuestos y por tanto de posibilidades de plantilla, se deben a que el futbol se vendió hace tiempo a las televisiones; bueno cuando digo futbol digo los que manejan sus hilos y se llenan los bolsillos; venden mundiales al mejor postor; se imaginan super-ligas despreciando a los equipos menores o idean mundiales cada dos años para sacar más tajada. Finalmente matarán la gallina aunque las nuevas generaciones estén ya acostumbradas a ver el futbol desde el salón, esperando las pizzas traídas por chavales que se ganan un salario de miseria.

Lástima que ninguna televisión en abierto retransmitiera el triunfo de un humilde, que lleva haciendo las cosas bien y pausadamente desde hace años. Imagino que en Vila-Real (como se dice en valenciano) todos estarían abonados a las plataformas.

En Granada, ni siquiera se pudo organizar alguna pantalla gigante para ver los partidos de la Liga Europea. Ha sido la pesadilla de unas temporadas históricas marcadas por la pandemia. En unos años, podremos decir que de las pocas alegrías que teníamos en esta ciudad, siempre con unas tasas de contagio muy elevadas, eran los triunfos de su equipo de futbol.

Triunfos que dirigía Diego Martínez.

Dicen que la afición del Granada CF es muy cainita, siempre criticando al entrenador. Yo creo que como todas, ya saben que en cada aficionado hay un entrenador nacional en potencia. Quizás Valencia sea también otra afición nunca satisfecha.

Entiendo que Diego no quiera continuar. Habría quién siempre le pidiera más. Y ya hemos visto que entrar en Europa otra vez no ha sido posible. El desplome del equipo en el último tercio de la liga ha sido claro. Hemos vivido de las rentas de las primeras quince jornadas.

Habría que preguntar al presidente o a quien corresponda qué inversión se piensa hacer, qué proyecto hay para una temporada en la que probablemente ya podamos volver al campo. Espero que las obras del campo merengue se terminen. Esto va a sí. Mientras vemos gente en muchos sitios, al futbol no se puede. Repito: ¿han terminado las obras en La Castellana?

Se acabó mayo, se acabó la diversión. No hemos podido despedir a Diego como se merece, aunque todos lo tenemos en el corazón. En el futuro, si las cosas no van bien, me imagino al estadio gritando: ¡Diego, Diego! , pidiendo su vuelta. Como en aquellos días en que se gritaban ¡Porta, Porta!, cuando el entrenador se empeñaba en no alinearlo. Ojalá que no. Ojalá que se mantenga un proyecto ganador con el que solo tengamos que decir que ya con Diego Martínez empezamos a jugar y ganar en Europa.

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